El terremoto del 29 de octubre de 1900, en Venezuela.
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El último gran
terremoto del siglo XIX venezolano, ocurrió el día 29 de octubre de 1900, a las
4:41 hrs, en el día señalado por el santoral católico para celebrar a San
Narciso, razón por la cual uno de los apelativos por los que se le conoce es el
de sismo de San Narciso. La práctica de bautizar a los terremotos con el nombre
correspondiente en el santoral es muy antigua y estuvo muy extendida en toda la
América Hispana, aunque actualmente ha caído en desuso. Desde la perspectiva de
las geociencias se la han asignado nombres correspondientes a la región de
afectación, así que se puede encontrar en la bibliografía respectiva señalado
como el sismo de Caracas, de Macuto, de Curiepe, de Guarenas o de Guatire.
También ha sido referido como el sismo del Cabito, debido al incidente
protagonizado por el presidente Cipriano Castro quien aterrorizado por el
poderoso remezón -e impulsado quizás por la ingrata memoria del sismo
transfronterizo del 18 de mayo de 1875-, se lanzó a la calle desde uno de los
balcones de la Casa
Amarilla, fracturándose el pie izquierdo.
Este
evento constituye uno de los más importantes de nuestra sismicidad debido a su
magnitud, extensión y efectos. Tratándose de nuestro último terremoto histórico
y primer sismo instrumental, al quedar registrado en la red sismológica
mundial, los parámetros básicos del sismo de 1900 (intensidades, magnitud y
epicentro) han sido estimados diversamente. En la tabla y mapa que presentamos
a continuación pueden observar los valores de magnitud y las ubicaciones
epicentrales que han sido propuestas por varios autores.
Referencia Mapa Epicentros |
Autor |
Epicentro |
Magnitud |
|
Latitud N (°) |
Longitud O (°) |
|||
1 |
Centeno Graü, 1900; 1969 |
11,5 |
-66 |
- |
- |
Sievers, 1905 |
Entre Caracas e Higuerote |
- |
|
2 |
Gutemberg y Richter, 1954 |
11 |
-66 |
8,4 |
3 |
Fiedler, 1961 |
10,9 |
-66,8 |
7,4 |
3 |
Fiedler, 1968 |
10,9 |
-66,8 |
6,3 |
4 |
Jakubowicz y Larotta, 1974 |
11,2 |
-66 |
7,2 |
- |
Kanamori y Abe, 1979 |
- |
- |
8,1 |
- |
Abe y Noguchi, 1983 |
- |
- |
7,7 |
2 |
Lugo, 1984 |
11 |
-66 |
- |
2 |
CERESIS, 1985 |
11 |
-66 |
8,4 |
5 |
Fiedler, 1988 |
10,9 |
-66,3 |
7,5 - 7,6 |
2 |
Pacheco y Sykes, 1992 |
11 |
-66 |
7,6 |
- |
Grases y Rodríguez, 2001 |
- |
- |
7,7-7,8 |
6 |
Palme et al., 2005 |
10,8 |
-66,6 |
6.98±0.58 |
7 |
Rodríguez et al., 2006 |
10,66 |
-66,08 |
- |
8 |
Palme et al., 2009 |
10,52 |
-66,2 |
7,76±0,35 |
9 |
Hernández et al., 2009a; 2009b |
10,85 |
-66,1 |
7,7 |
10 |
Vásquez
et al., 2018 |
10,8 |
-66,25 |
7,54 ± 0,31 |
Tabla 1.
Parámetros básicos para el sismo del 29/10/1900
La
diversidad de resultados que podemos observar en la tabla anterior, evidencia
que los mencionados estudios difieren en cuanto a fuentes de información y
cobertura espacial de la misma y también en los métodos utilizados para estimar
intensidades, magnitud y epicentro.
No
obstante, y a pesar de su heterogeneidad, los parámetros aquí expuestos
configuran un esbozo muy preciso del terremoto de 1900, como un evento de
magnitud importante que ocasionó daños en diversos grados en varias poblaciones
del país. Así mismo, estos valores de magnitud constituyen significativos indicadores de cómo han sido evaluados
tanto la fuerza, en términos de liberación de energía, como los efectos del
sismo de 1900, en términos de su destructividad.
Mapa 1.
Epicentros propuestos para el sismo del 29/10/1900
En el mapa anterior,
presentamos los 10 epicentros que se han propuesto para el terremoto de 1900 de
los cuales, 9 están ubicados en el mar, sobre el sistema de fallas de San
Sebastián. La excepción la constituye el epicentro número 8, localizado en
tierra firme entre Guarenas y Guatire, atendiendo a la severidad de los daños
sufridos por ambas poblaciones. Al respecto, cabe destacar que los autores que
proponen esta ubicación, se apoyan en el informe escrito por Sievers en 1905,
en el cual el geógrafo alemán señala un epicentro en tierra firme. No obstante,
este epicentro es incompatible con las evidencias que señalan que el evento de
1900 fue un terremoto tsunamigénico, circunstancia que apunta hacia un
epicentro marino.
Efectivamente, el terremoto
de 1900, provocó un tsunami que inundó las áreas bajas costeras del litoral de
Barlovento y que afectó las costas del estado Anzoátegui, circunstancia que lo
convierte en uno de los pocos sismos locales venezolanos con olas tsunami
asociadas. Este fenómeno está documentado en las siguientes localidades:
Barcelona, Macuto, Paparo, Puerto Tuy, San José de Río Chico (actualmente San
José de Barlovento), Río Chico y Los Roques, y ha sido objeto de estudios
específicos. Además de las olas tsunami, se identificaron los siguientes efectos en la
naturaleza: movimientos de remoción en masa, agrietamientos del terreno, lateral spread, licuación, subsidencia y
anomalías hidrológico-geotérmicas (Audemard et al., 2012; Audemard et al., 2014; Audemard & Leal, 2015;
Rodríguez et al., 2006; Leal Guzmán,
2018; Colón et al., 2020).
Como se puede observar en el mapa a continuación, el área de percepción del sismo abarcó 274.870Km2; es decir, buena parte del territorio venezolano, desde San Cristóbal en el estado Táchira, hasta Carúpano en el estado Sucre, e incluso fue reportado en Trinidad.
En cuanto a la distribución espacial de sus efectos, se ha determinado
que el terremoto fue sentido sin daños, pero con la consiguiente alarma de los
habitantes, en diversas localidades de los estados Cojedes, Falcón, Lara,
Mérida, Portuguesa, Sucre, Táchira, Trujillo, Yaracuy y Zulia. Por otra parte,
los daños generados por el terremoto se concentraron en la región central,
propagándose hacia la oriental, con especial afectación de las localidades
ubicadas en la subregión de Barlovento, mientras que las poblaciones más
afectadas por el terremoto fueron Guarenas y Guatire en el estado Miranda, y
Macuto, en el estado Vargas.
Sismo
de 1900. Distribución de daños
El terremoto del 29 de octubre
de 1900
Los efectos del terremoto de 1900 sobre las
construcciones fueron muy diversos, desde las grietas de “poca significación”
y la caída de frisos y elementos no estructurales, pasando por las grietas
extensas o “rajas” a todo lo largo del muro; los frecuentes reportes de techos
hundidos, caídos, movidos o con las tejas desprendidas; las incontables paredes
desplomadas o “abiertas” y las fallas de los muros, hasta el colapso parcial o
total de las construcciones.
En los estados Anzoátegui, Aragua, Carabobo y
Guárico se reportaron daños de leves a moderados, como grietas en los muros,
desplomos y deterioros de los techos en los templos y en las casas. En la
ciudad de Caracas, los templos, las casas e importantes edificios públicos
resultaron dañados en diversos grados por el sismo. Las localidades más
afectadas fueron aquellas ubicadas en los actuales estados Miranda y Vargas.
Los mayores daños se concentraron en las poblaciones de Guarenas, Guatire y
Macuto, en las cuales colapsaron varios edificios y se registraron las cifras
más altas de víctimas. En tal sentido, el saldo general del terremoto fue
aproximadamente de 57 muertos y 264 heridos, pero probablemente sea mayor.
Resulta imposible ofrecer cifras exactas debido a las imprecisiones en la
información proveniente de las poblaciones más aisladas y aquellas que no
contaban con telégrafo o que quedaron incomunicadas.
El sismo produjo un pánico social
considerable que se renovaba al ritmo de las réplicas. En todas las poblaciones
afectadas, los vecinos pasaron días e incluso semanas a la intemperie,
durmiendo en sus propios patios o en campamentos improvisados establecidos en
calles, plazas y estaciones de ferrocarril. Muchas
personas se trasladaron a sus haciendas o se dirigieron hacia las poblaciones
que habían resultado menos afectadas. Igualmente se
multiplicaron las misas celebradas al aire libre debido al deterioro sufrido
por los templos (Ahrensburg, 1901).
Sismo de 1900. Campamentos en la parroquia San José.
Sismo de 1900. Campamento en
La Pastora
De lo que hizo y deshizo
terremoto
En
las poblaciones ubicadas en la subregión de Barlovento, estado Miranda, los
estragos del sismo revistieron mayor gravedad: los templos de varias
poblaciones cayeron y las casas quedaron en muy mal estado, agrietadas,
desplomadas y amenazando ruina10. El ferrocarril
Carenero-El
Guapo, vía de comunicación fundamental para la economía de la zona, resultó muy
afectado por el sismo. Se trataba de una infraestructura construida a muy bajo
costo y de escasa calidad, sus rieles se extendían a través de terrenos bajos y
al nivel del mar y luego se adentraba por terrenos anegadizos hasta Río Chico,
desde donde partía un ramal hasta El Guapo; tales condiciones de ubicación y
construcción lo hacían muy vulnerable a los efectos de un terremoto.
Guarenas
y Guatire, por primera vez en su historia, quedaron arruinados a causa de un
sismo. En el primero, el saldo del terremoto fue de 7 muertos y 11 heridos, 72
casas cayeron y otras 503 quedaron inhabitables. El templo de Guarenas, como se
observa al fondo de la imagen, sufrió el desplome de la fachada, en tanto que
el techo resultó dañado.
Sismo de 1900. Calle
Ancheta, Guarenas.
En
Guatire, por otra parte, se registraron 27 muertos y 93 heridos. Aquí se
reportaron 95 casas caídas, 108 casas averiadas y 142 que quedaron tan
arruinadas que debieron demolerse. La iglesia parroquial y la capilla del
Calvario quedaron completamente destruidas
Guatire. Ruinas de la Capilla de El Calvario y portada de la Iglesia
Parroquial.
En
La Guaira se reportaron daños entre leves y moderados como paredes agrietadas y
caídas, principalmente en aquellas casas construidas de tapia o de tapia y
rafas. Los templos de San Juan de Dios y Nuestra Señora del Carmen solo
presentaron grietas de poca importancia y la caída de frisos y encalados. El
ferrocarril y la carretera Caracas-La Guaira dejaron de funcionar debido a
derrumbes en ambas vías. En Maiquetía y Tarmas se agrietaron las casas y los
templos. En Naiguatá y Caraballeda cayeron los templos y muchas “casas de
teja”.
La Guaira. Campamento en El Guamacho.
Maiquetía. Ruinas de la Iglesia parroquial
En
el plácido pueblo costero de Macuto, 92 casas quedaron completamente destruidas
y otras sufrieron ligeros deterioros. El
Mercado y el hotel La Alemania quedaron prácticamente destruidos. La iglesia
parroquial quedó en muy mal estado: torre desplomada, frontis agrietado y
paredes abiertas. También se reventaron los tubos de agua, pero las autoridades
locales tomaron prontas medidas para solucionarlo. Las casas de madera de La
Guzmania resistieron bien el temblor. El saldo fatal del terremoto en esta
localidad fue de 4 muertos y 22 heridos.
Casas de playa destruidas en Macuto.
Hotel La Alemania, Macuto. Fue reconstruido posteriormente.
En
Caracas se verificó un significativo deterioro de casas, templos, edificios
públicos, equipamiento sanitario y educativo, establecimientos comerciales y
fabriles. La maquinaria de la compañía del gas sufrió algunos desperfectos y,
en consecuencia, el alumbrado público quedó suspendido durante unas cinco
semanas aproximadamente. Los tranvías de la ciudad vieron afectados sus
respectivos recorridos, debido a la caída de escombros sobre las vías, pero aun
así no dejaron de circular. Las comunicaciones telegráficas y telefónicas se
restablecieron rápidamente. El acueducto de Sabana Grande, obra de reciente
inauguración, no sufrió ningún daño y, en consecuencia, el servicio de agua
potable no experimentó contratiempos. Aquí, el terremoto dejó un saldo de diez
muertos y quince heridos.
Efectos del terremoto de 1900 en las casas de Caracas
Pensando el terremoto
Estos
escenarios de ruina material tuvieron su contraparte simbólica. En primera instancia
recordaron a los venezolanos que residían en zonas de amenaza sísmica: testigos
muy ancianos del terremoto de 1900, por ejemplo, ya habían vivido los terribles
eventos de 1812;
los
habitantes de los Valles del Tuy tenían más cercana la experiencia del sismo de
Cúa de 1878, y en el occidente persistía el fantasma de los devastadores
efectos del gran terremoto de Los Andes de 1894. Una idea tomaba forma
claramente en las mentalidades: En el futuro
ocurrirían
otros terremotos, entonces ¿qué hacer? Así, los efectos del sismo impulsaron a
los agentes urbanos de la época a reflexionar largamente sobre el terremoto,
sus causas, consecuencias y lecciones. Y por primera vez en nuestra historia
sísmica, estos planteamientos no se limitaron a las recomendaciones
constructivas, sino que profundizaron en las causas probables de la
vulnerabilidad sísmica urbana: la coyuntura del terremoto de 1900, constituye
la primera ocasión en que las lecciones de un sismo venezolano son elaboradas
desde la modernidad, proponiendo la ruptura con la tradición constructiva de la
tierra cruda y con el trazado heredado.
Luego,
las reflexiones producidas en el marco del terremoto de 1900 se distancian
formalmente de las recomendaciones exclusivamente constructivas - referidas a la
calidad de la fábrica y la altura de los edificios-, infundidas por los sismos
precedentes. Frente a los destrozos y desperfectos ocasionados por el remezón,
los profesionales encargados del examen de la ciudad, desplegaron un
razonamiento urbanístico, elaborado en función de la ciudad, no de los
edificios aislados. Al mismo tiempo que presentaban recomendaciones
constructivas y discutían sobre los mejores modos de edificar en una ciudad
sísmica, señalaban la necesidad de prestar atención a la relación e interacción
existente entre los edificios; es decir, que no bastaba con que edificios
aislados fuesen adecuadamente reparados o construidos, porque aquellos que no
estuviesen sujetos a procedimientos edificatorios contra temblores, seguirían representando un riesgo para toda la
ciudad. Si bien las lecciones del sismo de San Narciso fueron rápidamente
olvidadas en el convulso umbral del siglo XX venezolano, hemos de advertir que
no han perdido su vigencia. A más de un siglo de distancia, las traemos a colación
para pensar cómo podemos construir ciudades sistémicamente sismorresistentes.
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